lunes, 27 de abril de 2015

Diferentes Arcos Iris del mismo día


Dependiendo de la altura del Sol pudimos ver ayer en el Valle de Hondón dos Arco Iris diferentes. 
El grande (que tuve que sacar de panorámica vertical pues no cabía en el campo del móvil) ya al ocaso, con los últimos rayos mientras se escondía tras el Cantón.
El Arco Iris rasante, casi pegado al camino se mostró antes, con el sol bien alto.
Barbarroja 26/04/2015

4 comentarios:

d:D´ dijo...

Habría que mirar bien en el segundo pues parece indicar el lugar exacto para buscar un caldero lleno de oro...:))´
Las fotos son caralludamente buenas, en todos los aspectos; sin obstáculos para poder fotografiarlos nítidamente.
Saludos

Ana del Agua dijo...

Ja,ja,ja...
Cuando era niña escuchaba muchas historias. Alguna vez corrí tras él en la ignorancia de una mente blanca y fantasiosa de niña.Eso sí, no debías ir a hacer pipí bajo Arco Iris, pues los enanitos que allí habitan se enfadan y te raptan para que les estés barriendo el Arco toda la vida.
Cosas de mi abuela...ja,ja,ja
Ahora sigo corriendo tras él...
Gracias por venir a visitar el blog. Sé lo que cuesta sacar tiempo. Más si eres bloguero (bueno e intenso ).Un abrazo lindo niño d:D´

d:D´ dijo...

Qué bueno, es una de las mejores fantasías que jamás escuché sobre el arco iris. Además, viniendo de una abuela la cosa toma un cariz endiabladamente realista, profundo y cargado de misterio. Un misterio que lo torna de una realidad de cátedra; ya sabes, donde esté el argumento de nuestros antepasados cuesta desprenderse de su verosimilitud.
De niños todo es posible y nos la meten a la primera. Luego la carga irónica con que lo dicen está fuera de nuestro alcance deductivo por el respeto y cariño que sentimos por los mayores, por los más ancianos también.
Barrer para casa.
Barrer la luz de colores que despierta la atención del arco iris bajo la vigilancia, a veces lasciva o inquisitiva, de unos enanos machacones que explotando a niños y niñas suele ser una anécdota terrible y cargada de un componente más allá de la fantasía y la ficción. En el reino del terror siempre hay un ser liliputiense que se encarga de las tareas de gobierno y limpieza...¿Por qué será?
Una abuela con una mente lúcida y terrible para retenernos en los primeros instantes en los que deseamos tener una merienda en la mano -pan y chocolate- y justo salir corriendo a jugar con cualquier cosa que se encontrase en nuestro camino.
Investigar, seguramente en compañía de otros niños, con las manos llenas de meriendas y bocaditos, en busca de la raíz de esa luz que tanto nos fascinaba y lo sigue haciendo, por muy adultos que nos hayamos hecho…Con una rebanada de pan bañado en vino tinto y azúcar; con los dedos pringando de su mezcolanza y que una vez merendado se pasaban por los labios para borrar cualquier rastro de pegajosa y rica melaza. Una merienda que a más de uno trastornó en conciencia y dejó ese regusto de incivilizada y compleja sociedad rural alrededor de viñedos como parte de la riqueza familiar y moneda de cambio.
Bajo los pies sustentantes de la incongruencia la luz del arco se vuelve iris a los ojos de nuestras niñas y mientras nuestra mente divaga con las palabras de quien entonces nos argumenta, nuestros valerosos pies se anclan al firme propósito de correr a hacia ellos en el instante que esa voz nos suene lejana y seamos dueños de nuestro destino. La madurez nos procura decisión, cordura y empirismo. Sólo así somos capaces de recordar con todo el cariño las palabras que, de alguna manera, nos hacían felices al lado de aquellos que nos precedieron

Me encanta ese argumento que seguramente te retenía y te dejaba clavada a su lado, con la duda de si aquello era cierto o se desvanecía tan pronto como la dispersión de tan brillante luz que se encontraba en un lugar indeterminado. Pienso que más bien era ésa la incapacidad que hacía que no nos moviésemos del lugar. No por el meollo del cuento, si no por una duda natural de no ver claramente el lugar exacto de donde el arco se juntaba con la tierra, que unido a la normalmente poca duración de la primera e intensidad con que se suele aparecer, hacen que ellos pensaran que nos lo tomábamos a pies juntillas.
Las fotos son una chulada y dejan clara la belleza del lugar en el que vives con acontecimientos que nosotros, aquí en esta megalópolis, echamos de menos.
Deicaludos enormes :)))´

Ana del Agua dijo...

Mnnnnnnnnnnnnnnn...Pan con vino y azucar...y mezclado con el barro de las tejeras...ja,ja,ja...Bonitos recuerdos, niño lindo :)